Acceder a la universidad, una posibilidad sin límite de edad
En la actualidad, podemos contar por millares los casos de ciudadanos residentes en España que por motivos de fuerza mayor han tenido que abandonar sus estudios de manera temprana y no han podido alcanzar el nivel de formación y de capacitación deseado. También son numerosos los casos de personas que han pasado por esta situación y que, años más tarde y luego de encausar su vida o bien de superar aquellas cuestiones que las obligaron a dejar la educación, quieren reinsertarse, accediendo nuevamente a espacios universitarios vinculados al campo del conocimiento que más les gusta y desde el cual pretenden desarrollar una carrera laboral exitosa. Claro está que es este un proceso para nada sencillo, ya que luego de varios años fuera del sistema académico, a cualquier persona le toma cierto tiempo poder incorporarse y aclimatarse de manera óptima y rápida. Para facilitar esta cuestión a la que hacemos referencia, es que se han generado y puesto en marcha distintas opciones, entre las que sin dudas podemos destacar los cursos de acceso a la universidad para mayores de 25 años.
En este sentido, podemos observar hoy en España una política que se ha modificado en relación al acceso de los adultos al mundo universitario, flexibilizando muchas reglas y muchos procesos que antiguamente hacían suponer una empresa muy complicada la de poder reinsertarse en el ámbito formativo de estos niveles, limitando a muchas personas siquiera a intentarlo. Una historia que resume los últimos quince años de la economía española: burbuja inmobiliaria, fracaso escolar, crisis, paro y vuelta a los estudios. Ése es el ciclo que también ha conocido Alberto Rodríguez, un cartagenero de 27 años que esta semana se ha matriculado para realizar las pruebas de acceso a la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).
La institución docente mantiene abierto el plazo para que personas mayores de 25, 40 y 45 años puedan reincorporarse a las aulas y obtener una titulación universitaria. O al menos intentar mejorar su formación para situarse en un mercado laboral cada vez más exigente. Este de Alberto es solo un caso entre tantos, el cual demuestra como a partir de un deseo y de la voluntad de una persona se pueden generar esta clase de logros, lógicamente con el apoyo y la contención de una institución que respalde al alumno y no le cierre sus puertas.
Algo de esto es lo que se trabaja en los espacios especialmente dedicados a facilitar el ingreso de las personas mayores a la vida educativa y universitaria. Efectivamente, los cursos de acceso a la universidad para mayores de 25 años resultan instancias sumamente válidas e interesantes, por las cuales una persona puede superar con facilidad el siempre complejo proceso de inserción y de adaptación gracias a un servicio que se brinda a distancia, y que permite ser combinado con cualquier otra obligación que la persona deba cumplir en su rutina cotidiana.
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